—A veces, cuando todo sale mal, me gusta escribir sobre ello y cambiar las tornas. Es muy agradable convertirme en una especie de divinidad tirana y manejar a mi antojo a todos los implicados como si fueran mis marionetas. Poco se habla de lo catártico que es dictar las acciones de otros y quedar como un héroe en la historia resultante.
—No sé de qué sirve eso, la historia sigue siendo falsa.
—Ya, pero es verosímil.
2 comentarios:
El eterno debate en literatura del concepto de verosimilitud.
Por cierto, a mí también me pasa lo mismo. Se podría decir que escribir es como una "venganza".
Si tiene sentido, no hay que buscar más
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