—Querida.
—No empieces.
—Pero ¡yo te quiero!
—Me parece fenomenal, siempre que no lo compartas conmigo.
—¿Cómo no hacerlo? Eres tú la causante de mis sentimientos, ¿cómo no declarártelos?
—Perdona, pero el amor que sientes es una reacción química de tu cuerpo de la que no puedes hacerme responsable. ¿Acaso todo el mundo se enamora de mí? No, por lo tanto, no soy yo quien lo provoca. No niego que sientas algo, pero ¿qué culpa tengo yo? ¿Por qué tengo que hacerme cargo? Es como si al verte me entrara hambre y tuvieras que darme de comer, ¿te parecería justo?
—Yo te alimentaría siempre.
—No me estás entendiendo.
2 comentarios:
Pareciera que se enamoró de una científica.
Madre mía, la última frase... xD
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