En el trabajo dicen que hablo poco. Nos engañan nuestras percepciones, puesto que yo estaba convencido de hablar más o menos lo mismo que mis compañeros. Resulta que no y, lo que es peor, esto era evidente para todo el mundo excepto para mí. Me gustaría pensar que no me percataba de nada de esto porque mi humildad me impide estar pendiente del número de palabras que utilizo, pero en realidad sé que todo es consecuencia de estar en mi mundo todo el rato.
2 comentarios:
Lo de la humildad suena poco humilde.
En el mundo de uno todo es mejor que lo que hay fuera
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