Estaba el otro día por la mañana en la papelería gastando catorce euros y medio (la de
comida que podría comprar con eso) y me sentía totalmente gilipollas.
Hace años me presentaba a estos concursos con la ilusión de
un chaval ingenuo y ahora lo hago no sé por qué. Por inercia, supongo.
Con desgana y sintiéndome ridículo. Decía Kafka que a partir de cierto
punto ya no hay retorno y que ése era el punto a alcanzar, pero creo yo
que no se refería a esto.
1 comentario:
Lo suyo es presentarse sólo a los que aceptan el envío por correo electrónico. Qué coño. Piense en la Amazonia (no, no va a salvar muchos árboles por pensar en la Amazonia pero, puestos a pensar cosas coloridas, mejor la Amazonia que un páramo mesetario en Ciudad Real, por ejemplo).
Publicar un comentario