—La gente se muere, señor, hay que hacer algo.
—Se me ocurre una solución: a partir de ahora, a los muertos los llamaremos «inactivos».
—¿Qué? ¿Y de qué sirve eso? Van a seguir muertos.
—Controlar el lenguaje es controlar la realidad. ¿Hay muchos muertos? Pues cambiamos el nombre y ya no los habrá. ¿O acaso lo de inactivos suena tan alarmante?
—No, incluso da la sensación de que no es definitivo. Podrían activarse en cualquier momento.
—Eso es, encima le damos esperanza al pueblo.
2 comentarios:
Ingeniosa tu entrada; me sacó una sonrisa, aunque no se muy bien por qué. Es la triste realidad, pues la manipulación está al orden del día.
De aquí a poco los "investigados" pasarán a llamarse "injustamente acosados". ¿Qué se juega?
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