«Mi máquina de escribir es una metralleta», pensaba el escritor mientras tecleaba junto a la ventana, «y con ella disparo acertadas frases a los transeúntes». Pero lo que no sabía es que sus palabras eran de fogueo y ni siquiera el sonido de las teclas llegaba a los viandantes.
1 comentario:
Les alcanzarán en diferido. Con perdón.
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