Dicen que ya nadie envía cartas, que el correo electrónico ha sustituido al tradicional. Sin embargo, cada vez que voy a la oficina de correos me encuentro largas colas, como si todos los habitantes de la ciudad se hubieran puesto de acuerdo en recuperar esta vieja tradición al mismo tiempo. Lo más curioso de todo es que además van a realizar extrañas gestiones que requieren de muchos minutos, lo que me obliga a esperar bastante, cuando yo sólo quiero entregar unas cartas, que me las sellen y cobren. Hay una conspiración en las oficinas de correos para que pierdas el tiempo y que esto no pase de moda.
2 comentarios:
El tiempo y su falta es algo moderno, no tiene cabida en la oficina de correos.
Si no las certifica, aún funcionan los estancos, y comprando el sello, ya vale. Aunque... el otro día fui a uno y el estanquero, imberbe y pipiolo, tardó más de cinco minutos en encontrar dónde estaban los sellos. Nio hay mucho movimiento postal ya, no.
Publicar un comentario