Podría pasarte a ti: una noche conoces a una chica preciosa en un garito y, gracias a la pérdida de reflejos que conlleva el alcohol, consigues llevártela a casa. ¡Qué bonita es!, piensas. Y qué bien folla, descubres, como los súcubos (dado que los ángeles no tienen sexo). Por la mañana, desayunáis entre risas y carantoñas. Es bueno estar vivo. Es bueno el amor y sus derivados. La cafetera silba (no como un WhatsApp, pero también con musicalidad) y te levantas a servir el café. Entonces te das cuenta de que la chica mira continuamente el cielo por la ventana, como si esperase el regreso de las oscuras golondrinas o algo así. «¿Estudias la forma de las nubes?», le preguntas de forma socarrona. «No, vigilo los chemtrails que azotan nuestra ciudad», contesta ella con gesto serio. Y comprendes en ese momento, mientras tus testículos ascienden dentro de tu cuerpo, que vuestra bonita historia de amor ha quedado truncada para siempre. Sí, las locas follan de maravilla, pero es complicado construir un futuro con ellas.
Ahora bien, es posible que el lector no acostumbrado a las cuitas de la vida moderna se lleve la mano a la coronilla y proceda a rascársela en un gesto del todo inútil para dar respuesta a la pregunta: ¿qué son los chemtrails?
Para las personas prosaicas que fuimos a la escuela, las estelas que dejan los aviones en el cielo son meras nubes de condensación. ¡Craso error! Cualquier conspiranoico de prestigio te contará que las nubes de condensación se disipan enseguida mientras que los chemtrails permanecen durante horas en el cielo y eso es porque están compuestos de «peligrosos productos químicos». Los productos químicos pueden variar según el conspiranoico al que le preguntes, pero en resumidas cuentas se trata de algo tóxico y dañino.
Pero ¿por qué iban a fumigarnos como si fuéramos kurdos en el Irak de Saddam? Excelente pregunta, sí, pero la respuesta también varía según el conspiranoico al que preguntes. Algunos dicen que es para controlar el clima (con fines malvados, como tiene que ser); otros aseguran que es nuestra mente lo que quieren manipular, como si nos estuvieran rociando con burundanga para abusar de nosotros tras unos arbustos; otros directamente afirman que en realidad están probando armas químicas con la población (a plena luz del día, eso sí que es disimulo). Lo bueno del asunto es que hay cabida para todo, como en las sectas, y sirve para justificar lo que el perturbado de turno quiera. ¿Le parece que ahora hay más calvos que antes? Los chemtrails. ¿Está usted obeso y no pierde peso aunque renuncie a veces al postre? Los chemtrails. ¿Le ha dejado su pareja? Los chemtrails. En Alabama seguro que hay alguien que piensa que antes no había homosexuales por las calles, pero llegaron las fumigaciones y…
En cuanto a quién está detrás de toda esta conspiración mundial (aparte de miles de pilotos y auxiliares de vuelo que no sueltan prenda ni cuando los despiden), volvemos a lo mismo: a gusto del consumidor. ¿Quiere usted que sean la respuesta aérea a las líneas de Nazca? ¿O prefiere que sea cosa de los reptilianos? ¿O quizá de los Illuminati? En general, el conspiranoico medio se limitará a decir que «oscuras fuerzas» son las responsables, gobiernos en la sombra, la conspiración judía mundial, etc. Y, como es natural, les empuja el mal por el mal, como a los villanos de las películas baratas. ¡Mira que no saber estas cosas, hombre!
Así que ya lo sabe, amigo: la verdad está en lo alto, en las nubes rectas que surcan el cielo como cuerdas de una guitarra (o de un bajo, que los aviones no suelen tener tantos motores).
2 comentarios:
Mi informático, que escabecha los enojosos virus de la policía como nadie, que ha resucitado varios pantallazos azules sin otro desperfecto, pues va y me deja apuntado en un papelito lo de "chemtrails" por si aparece el palabro en la red y decido investigar (¿?) por mi cuenta y riesgo.
Los "illuminati" ya es otra cosa ¿dónde irán a parar sino, nuestras viviendas, nuestras empresas, los dineros, las voluntades de nuestros políticos, etc.?.
"Las locas follan de maravilla, pero es complicado construir un futuro con ellas".
Cuánta razón tiene Usted con esto. Cuánta.
Y luego uno se pregunta si es mejor haber probado esa locura camastril (que uno luego perderá, volunatariamente o no, según uno deje de aguantar a la loca o la loca encuentre otra víctima, depende), o si hubiera sido preferible no haber conocido nunca esa sensación de chingar como si, efectivamente, no hubiera un mañana. Porque luego la nostalgia se queda.
Yo, a mis ya muchos años, voto por la nostalgia. Y la conmiseración por quien no lo ha probado nunca, que haberlos los hay.
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