Ha llegado el momento de ser feliz, dice un cartel del bar. Pero ¿quién? ¿Todos? ¿Acaso estamos todos en el mismo momento vital? ¿Estamos preparados para la felicidad? ¿Y qué felicidad? Desconfíe usted de las felicidades absolutas y más si son impuestas
manu militari, que quizá sea el caso. ¿Cómo saberlo? Hay alguien que se ha empeñado en hacerme feliz sin consultarme nada y eso me preocupa.
1 comentario:
Ya desde hace tiempo decidí que la felicidad me tocaba mucho la minga (con perdón), y me he centrado más en la alegría, más de andar por casa, menos absoluta... y esa sí que se peude encontrar, a ratitos, e nun bar.
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