Estamos en un momento único de la historia, le dije, este momento en el que tú y yo nos conocemos. Pero ella me miró con gesto de desaprobación, como si supiera que yo no era una persona completa. Todo estaba perdido, me di cuenta, pero no tenía planeada ninguna vía de escape digna, me había presentado a la batalla amorosa sin haber leído a Sun Tzu, a tumba abierta, armado sólo con el estúpido entusiasmo propio de la inexperiencia y ahora mi cadáver sería alimento para lobos o al menos eso es lo que me decía su mirada.
2 comentarios:
Me ha pasado exactamente eso.
Ah, se siente. Haber sido guapo.
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