sábado, 4 de octubre de 2014

El viaje

Siéntese, soy aquel a quien llaman Bardamu. Perdone el desorden, es cosa de mi gato, Bébert, que lo revuelve todo. Ahí lo tiene, tumbado en ese anaquel. A veces creo que sólo escribo para mi gato, sobre todo ahora que soy un maldito. Francia es muy cruel con sus escritores, ¿no lo sabía usted? Es curioso, en un país que, por lo demás, mima la cultura. Pero hay que esperar a morirse para ser rehabilitado. Al contrario que el resto de los mortales, un escritor huele mejor cuando por fin está muerto y ya no puede opinar. Al final sólo queda la obra y no siempre. Pero usted venía por eso, ¿verdad? Para que le narrase el viaje al fin de la noche. Sin puntos suspensivos, que no domina el código morse.

Publicado en el número 16 de Obituario.

1 comentario:

Microalgo dijo...

En ello estoy estos días. Gracias por la reseña.