sábado, 28 de septiembre de 2013

Soluciones literarias

—Buenos días, soy escritor y vengo a ofrecerme para trabajar en su empresa.
—¡Seguridad!
—Espere, escúcheme al menos. ¿Qué tiene que perder?
—Tiempo. Y mi tiempo es oro, caballero.
—Ya, pero imagine esto: surge de pronto un...
—Imaginar no es productivo. En nuestra empresa tratamos de imaginar lo menos posible. De hecho, despedimos al empleado que pillemos imaginando. A imaginar, a casa.
—Entiendo, pero no me refiero a eso. Lo que intento decirle es que yo ofrezco soluciones imaginativas.
—Queremos soluciones reales, no imaginarias.
—Pero no son imaginarias, sino imaginativas. A mí se me pueden ocurrir soluciones que otros no tendrían. Soluciones a conflictos inesperados. Yo puedo pensar en varios hilos argumentales y desarrollarlos.
—No queremos varios hilos argumentales, sólo uno: la total dominación del mundo.
—Ya. Claro. Pero es más interesante si hay tensión, si el héroe se aleja de su objetivo y, cuando ya parecía imposible, logra alzarse con la victoria. Usted podría ser un héroe. Le estoy imaginando ya en varias situaciones épicas.
—¿Ser un héroe aumentaría mi margen de beneficios?
—Sin duda.
—Hum. Vale, puede empezar mañana.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Pero, ¿Lo está imaginando en varias situaciones épicas? ¿Durante el trabajo?

¡¡Despedido!!