Treinta y cinco tiene muy mala rima y encima se acerca peligrosamente a los cuarenta. Yo no sirvo para crecer, que soy un inmaduro. Que lo haga gente más preparada y que me dejen a mí en una juventud indeterminada hasta que esté listo para la vida adulta, que puede ser dentro de muchos años. Ya avisaré yo cuando sea el momento, hombre, no nos precipitemos.
1 comentario:
Pues los cincuenta aparecerán antes de que diga "¿Qué?".
Mmmuah, ha, ha, ha.
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