Llevo treinta años dedicándome a ser vecina, aunque es una profesión que no está bien pagada, dice la señora. Pero hay incentivos como espiar a la gente y estar al tanto de los cotilleos. No es que los cotilleos sirvan de moneda de curso legal, claro, pero usted ya me entiende: es importante estar bien informada. El conocimiento es poder, que dice mi sobrino. Y a mí me gusta pensar que manejo los hilos en la sombra cuando estoy haciendo punto en mi cuarto de estar.
1 comentario:
Como una norna.
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