—Camarada, se le acusa de haberle puesto «Stalin» de nombre a su perro.
—¿Y eso es un delito, camarada juez? El perro es un animal fiel y noble, ¿acaso no es así el camarada Stalin? Nos guía a los trabajadores con fidelidad y nobleza.
—Eso da igual, los perros también son animales asquerosos que se huelen el culo unos a otros.
—Pero eso lo hacen para reconocerse entre ellos gracias a un olfato muy desarrollado. No creo que sea descabellado afirmar que nuestro líder, entre sus múltiples virtudes, posee un olfato ejemplar. Sin duda, lo tiene para el buen gobierno del Estado. Además, también los perros han de encontrar extrañas nuestras costumbres al saludarnos.
—¡Se lamen sus propios genitales! ¡Son unos animales repugnantes!
—Camarada juez, ¿acaso está afirmando que los genitales del camarada Stalin son algo asqueroso? Seguro que son pura ambrosía y sólo él es digno de lamerlos. Y todos sabemos que no hay nada imposible para él, por lo que es capaz de lamérselos, esto es algo evidente.
El acusado fue absuelto de todos los cargos y al juez lo enviaron a un gulag.
4 comentarios:
jajaja, me gusta el juego asociativo. Stalin, perros, heces, anos lamidos, justicia, España, corrección política... en fin, perfecto.
Un puto saludo.
Quién le manda, al juez.
Dar la vuelta a lo imposible. Ojalá todo hubiera sido algo así ¿verdad?
ja ja...espléndido!
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