Lorenzo nació el 3 de mayo de 1974 en Madrid.
Su padre, que defendía apasionadamente que en una existencia anterior había sido el podólogo de Rasputín, trabajó toda su vida de barrendero. Era un hombre trágico que le hizo creer a Lorenzo que los muertos no iban al Cielo, sino a la Luna y que esto era mantenido en secreto por estadounidenses y soviéticos.
Su madre era abstemia, pero reprimida, por lo que se paseaba completamente borracha por el barrio con las bragas en la cabeza y preguntando por el sargento Pepper.
El film Fiebre del sábado noche supuso un impacto fundacional en la idiosincrasia de Lorenzo, que no era más que un impresionable niño por entonces. Decidió lo que sería de mayor: un hortera. Hizo la primera comunión vestido de Tony Manero.
Su infancia fue muy triste. Era un chico solitario, debido sobre todo a su manía de montar coreografías y bailes setenteros en vez de jugar al fútbol como todo el mundo.
Al cumplir los dieciséis años, empezó a salir con una chica que compartía su pasión por el baile, pero rompieron tras una fuerte discusión en la que ella osó afirmar que Dirty dancing era mucho más poética que Fiebre del sábado noche. El suceso le haría desconfiar de las mujeres en adelante.
Tuvo continuos enfrentamientos con sus progenitores. El más grave ocurrió cuando su abnegada madre lo encontró ensayando movimientos espasmódicos ante el espejo de su habitación. Él trató de explicarle que se trataba de una coreografía debidamente estudiada, pero la madre no dejaba de llorar ante la idea de tener un hijo poseído por el demonio. Un cura le realizó un exorcismo, pero Lorenzo continuaría bailando.
Su expediente académico puede calificarse de mediocre. Para un trabajo que debían realizar sobre el materialismo histórico de Marx, Lorenzo escribió un extenso ensayo en el que se planteaba si el tamaño de las solapas de un traje influye en la opresión del proletariado. Concluyó que sí, que cuanto más pequeñas, más oprimido se encuentra el trabajador.
En 1992 realizó el servicio militar en Melilla. Pronto sus bailes se hicieron famosos en todo el cuartel, topándose con la incomprensión e intolerancia de los mandos. Esto no le impidió hacer más amena la estancia de los que le acompañaban en el calabozo.
Tras licenciarse, entró a trabajar en un Pizza Hut. Meses más tarde recibió una oferta muy superior de Telepizza, pero Lorenzo sentía los colores y no abandonó Pizza Hut. Este hecho hizo que sus padres le retiraran la palabra finalmente.
Buscando sin duda su lado artístico, Lorenzo se dedicó durante una temporada a fotografiar sobacos izquierdos, ya que consideraba que eran la parte más hermosa del cuerpo humano. Un día, tras golpearse por accidente en la cabeza con un martillo cuando se disponía a colgar un cuadro en la pared, se dio cuenta de lo estúpido que había sido y quemó todas sus fotos. Desde entonces, sólo fotografió sobacos derechos.
A medida que fracasaba en todos los ámbitos de la vida, Lorenzo se aferró más y más al baile, su única y verdadera pasión.
2 comentarios:
Dirty dancing.
¡Por favor!
Ah, las mujeres...
Y en fin. Yo habría puesto una academia, aunque fuera tan solo por demostrar que hay gente pa tó.
Siento ternura por las madres borrachas con bragas en la cabeza.
Un saludo
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