Después de aguantar toda la noche despiertos, subimos al autobús de las siete. Empieza a salir el sol mientras emprendemos el viaje a casa. Ella finalmente se rinde y se duerme con la cabeza en mi regazo. Es un momento de una belleza perfecta, pienso. Voy leyendo en el autobús mientras amanece y ella duerme dulcemente.
Al despertarse luego, descubrimos que se le ha quedado marcado en la mejilla el botón de mis pantalones y que me ha babeado la entrepierna.
5 comentarios:
No lo pongas como si estropeara el momento, señor K., que no me puedo creer que no te guste que te babeen la entrepierna o marcar con tu bragueta la mejilla de una chica guapa :P
Besotes.
Difícilmente se sale con dignidad de una situación así. :DDDD
Como tus relatos, que son de una genialidad perfecta, pero siempre llego yo intentando hacerme la ingeniosa y la cago jaajajajja
Vaya. Lo he vivido, menudo momentazo!
Muy ingenioso.
Bueno, quiero decir que he vivido el momento mientras lo leía. No que he vivido de verdad ese momento. Ya me gustaría..
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