domingo, 3 de abril de 2011

Encontrarse

Siguiendo una recomendación, viajé a la India para encontrarme a mí mismo. Tuve suerte en la búsqueda, pues descubrí que vivía en Calcuta, donde un lugareño me contó que se me solía ver los jueves por la noche en el Gandhi, un bar de mala reputación. Aquel jueves por la noche me presenté en el local y, efectivamente, ahí estaba yo: tomando algo en la barra y charlando con una mujer (una prostituta, posiblemente). Henchido de emoción, me acerqué y me di un efusivo saludo. Respondí con frialdad; tantos años escondiéndome para nada.

2 comentarios:

Microalgo dijo...

Joder, es que esas visitas se avisan, coño.

Golfo dijo...

A veces eres un crack, ¿sabes?
Si te ves por ahí, dítelo.