Si pudieras verme ahora, te enamorarías de mí. Vivo en la libertad que da saber que nada es verdad. Creo en el cuerpo y sólo a veces. Vivo en el resquicio que hay entre la memoria y el sueño, preguntándome si escribía para costearme la adicción a ti o si te perseguía para costearme la adicción a escribir. Pero ya no persigo el mito, ya no me dejo la vida, ya no me pregunto si era esto. Sólo a ratos, pero nunca es premeditado.
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