martes, 4 de mayo de 2010

La cadena

Dice Richard Dawkins que si estamos aquí es porque somos increíblemente afortunados, pues formamos parte de una larga cadena ininterrumpida de seres humanos que han logrado reproducirse. Voy pensando esto en el autobús, junto a otros seres humanos que son eslabones de otras cadenas. Yo, que no me he peinado hoy antes de salir de casa, soy un milagro de la vida, un ser improbable que desciende de humanos que han conseguido siempre transmitir su código genético. Da que pensar. Da vértigo, incluso, así que le pido a una señora que se levante y me ceda el asiento. La señora me mira con sumo disgusto y dice que ya no se respeta nada. Puede que no, pienso yo, pero tenga en cuenta que me flaquean las piernas por lo afortunado que soy de estar aquí de pie. Yo soy y otros no son. Lo que no es, no es. Lo que es, no puede no ser. Y viceversa. Pero no le hablo de estas cuestiones metafísicas a la señora, claro. Sólo le robo el asiento, lo que también me parece un triunfo biológico.

No hay comentarios: