sábado, 4 de octubre de 2008
Evasiones
Tendríamos que fugarnos, conducir siempre por carreteras secundarias (tú elegirías la música), usar nombres falsos. Tú serías Katerina, yo sería Andrei. O viceversa. Nos detendríamos a almorzar en la campiña; llevarías un vestido blanco que me encargaría de quitarte enseguida, porque quién quiere perder el tiempo en alimentarse cuando estás cerca. Follaríamos bajo los rayos del sol, con el peligro de insolación que conlleva. Nos cubriríamos luego con los restos de tu vestido y comeríamos con apetito. Yo haría como que grabo todos tus gestos con una cámara inexistente, pues nos tomaríamos el pelo sin mesura. Pasaría la vida inadvertidamente, como ha de ser, llevaríamos una existencia alejada de las tragedias cotidianas. Y no me haría falta ponerte un cascabel en la pierna para saberte cerca, me bastaría tu risa.
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