jueves, 15 de mayo de 2008

Vendettas

Cuatro años después, volví a besarla. O más bien me besó ella a mí, que yo no lo veía como una posibilidad y no se me habría ocurrido intentarlo. Al separar su cara de la mía sólo atinó a decir: "besas de manera diferente". Yo contesté algo igual de inteligente: "tú también". Luego empezó a arrepentirse y dijo que estaba mal lo que habíamos hecho, que ambos teníamos pareja y esta actitud era imperdonable. Respondí que en teoría sí, pero que mi novia era Satanás y se merecía cualquier ofensa, por nivelar algo la balanza, a lo que ella contestó que su novio también era un ser despreciable y era perentorio traicionarle en mis brazos. Por fin estábamos de acuerdo en algo.

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