jueves, 6 de diciembre de 2007

Un momento de locura

Acabo de enterrar a mi mujer en el jardín. No sé por qué lo he hecho, puesto que la quería. Todo ha sucedido muy deprisa. Estábamos viendo la tele, como cada noche después de cenar. De pronto, sin que aparentemente tuviera relación con lo que emitían en ese momento, ha susurrado: "algo está cambiando". A mí aquello, no sé por qué, me ha dado mucho miedo. Se me han erizado todos los pelos del cuerpo y he empezado a temblar incontrolablemente. ¿Qué estaba cambiando, qué quería decir con eso? ¿Estaba cambiando lo que sentía por mí? ¿O era algo más importante que eso? ¿Qué había visto y no me decía? Ella se ha dado cuenta de mi estado y me ha preguntado qué me pasaba. "Nada, cariño", le he dicho, intentando una sonrisa, "me habrá entrado frío, voy a por una manta". Me he levantando del sofá, dejándola preocupada, y he ido al dormitorio, como si fuera a coger la manta prometida. Pero en vez de eso he sacado de su escondite la pistola que compré para defendernos de intrusos, he vuelto al salón y, sin decir nada, he disparado cuatro veces contra ella.

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