¿Por qué no la felicidad? No puede ser tan difícil. Nosotros, que hemos desperdiciado la juventud soñando y que cada vez que hemos intentado vivir nos hemos estrellado, ya no tenemos nada que perder. Sólo llevamos sufrimiento de equipaje y vamos marcando el camino con lágrimas por si hubiera que regresar al punto de partida. O para guiar a los que vienen detrás. Digo yo.
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