Ah, España, esa enfermedad incurable; ah, Andalucía, ese malestar crónico; ah, Málaga, la peste negra...
Qué bonito es estar borracho, repetíamos, orgullosos de nuestra juventud. Casi tanto como estar enamorado y mucho más fácil. Todos queremos que se vuelvan locas de deseo por nosotros, claro, por supuesto, por qué no. Y que nuestra amada no piense nunca en otros. Y no parecernos a nuestros padres. Y ser los primeros en hacer las cosas bien.
"Oh, Míchel, cuando pienso en ti sólo te encuentro defectos, pero te quiero tanto..." y otras frases de amor.
Qué bonito es estar borracho.
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