jueves, 27 de julio de 2006

Illis

Illis se enamoró, junto a la playa, de una chica de 18 años que tenía una pequeña cicatriz en la espalda. Voy a escribirle un poema que se titulará "mi chica de la cicatriz", dijo. Yo sugerí que era de una liposucción, pero ante sus caras de incredulidad añadí que a lo mejor antes tenía la espalda gorda. No lamentaron mi falta de seriedad. La chica estaba rodeada de maromos con pelo de rata que nos miraban de forma intimidante, o eso creían ellos, mientras que ella observaba todo con ojos de recién nacida. Era adorable o nos convenció la propaganda de Illis. Al cabo de una hora o dos, la princesa y su séquito de delincuentes juveniles abandonaron el lugar, no sin que Illis les siguiera durante un ratito con la esperanza de que la dejaran sola el tiempo suficiente para pedirle su número de teléfono o matrimonio. Pero no pudo ser.

No hay comentarios: