jueves, 23 de marzo de 2006

Selección natural

Estos últimos días de enfermedad vuelven a recordarme la dura realidad: soy un enclenque. Mi endeble constitución nunca me ha permitido ser el macho alfa que conquista a todas las chicas con sus hazañas deportivas nacionalsocialistas y que siempre soñé ser. Ya de pequeño me llevaban a ver a un tipo que había estudiado con Mengele para que me banderilleara a inyecciones que supuestamente iban a fortalecerme y evitar que me quedara enano. Clembuterol, creo que así se llamaba el producto. Pero, oh, al final no he debutado en la NBA y me he quedado en españolito medio, y no hay independentismo que valga frente a la tiranía de la genética.

Siempre en el banquillo, esperando que el entrenador decida dar una oportunidad a los parias, mientras las estrellas del equipo se lo montan con las animadoras.

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