sábado, 13 de agosto de 2005
Mi padre y el nudismo
Cada vez que llega el verano, mi padre lo celebra quitándose toda la ropa. Así, cada vez que viene alguien a casa tengo que pedirle que se tape o se ponga unos calzoncillos, algo que hace mientras se queja por tener que tapar sus vergüenzas del ojo ajeno. El problema se presenta cuando llego a casa acompañado y nos lo encontramos regando en pelotas en el jardín. Por suerte, normalmente las visitas hacen como que no han visto nada y no tengo que responder a preguntas sobre señores mayores que riegan las plantas en traje de Adán. Por suerte también, hace un par de años que no traigo a ninguna mujer a casa (bueno, retiremos lo de "por suerte"). Es como vivir en una película de Berlanga, no sé cómo no se han quejado todavía los vecinos que pueden ver nuestro jardín (aunque está mal que los muy cotillas miren, todo sea dicho). Aunque el otro día salió desnudo a saludar a un vecino...
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