En la parada que hacía el autobús en La Coruña de camino a Santiago de Compostela, cuando ya habían bajado un buen número de pasajeros, una chica negra se sentó a mi lado y me preguntó:
- ¿Adónde vas?
Teniendo en cuenta que la siguiente parada (Santiago) era la última, me pareció una pregunta muy rara, así que contesté lo obvio:
- A Santiago.
- ¿Me puedes ayudar cuando lleguemos a Santiago?
Yo entendí, no sé por qué, que se refería a que le indicara algún sitio o algo parecido, así que contesté:
- Es que no conozco nada de Santiago.
Me miró durante unos segundos en silencio y se bajó en La Coruña.
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