Anoche Lara me contó que en el trayecto de tren entre Santiago de Compostela y Vigo se topó con mi doble. El pobre desgraciado no sólo era clavado a mí físicamente, sino que al parecer también copiaba a la perfección mis gestos y mi forma de hablar.
Lo cual demuestra que el ser humano se sobrepone a todo a la hora de sobrevivir.
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