Olvídese de los bonitos peros y no ame usted demasiado, que no tiene costumbre; a ver si se va a lesionar o algo. En fin, menos mal que tiene hechuras de maldito y que la tristeza es una gabardina que le sienta estupendamente. Además, el desdén hace juego con sus ojos. Está usted tan atractivo acodado en la barra del bar.
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