"Guapo, ¿nos colaboras?", me dice una voz femenina desde mi derecha. A mí me parece una forma un tanto extraña de expresarse, sinceramente, pero quizás lo de colaborarlas sea una oferta de ménage à trois -por lo de "co-trabajarlas"-, así que me detengo. Pero no son dos atractivas chicas como me había apresurado a fantasear, sino dos señoras bastante ajadas con una hucha para donativos. Puesto que yo tenía en mente otro tipo de solidaridad, decido enseguida que ya no estoy interesado en que me expliquen qué significa eso de colaborarlas y huyo lo más rápido que puedo.
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