El espacio exterior. Entra un ASTRONAUTA. Bracea en la negrura mientras tararea Space Oddity. De pronto, repara en el público.
ASTRONAUTA: Buenos días.
El público no dice nada.
ASTRONAUTA: ¿Es que no me oyen? He dicho que buenos días.
El público saluda tímidamente, entre murmullos de asombro. «Estas obras modernas», se queja un señor con bigote.
ASTRONAUTA: ¿Han visto pasar el cometa de las seis y media? Creo que era por aquí, pero uno se desorienta en tanta inmensidad.
El público guarda silencio.
ASTRONAUTA: No importa, ya pasará otro.
Entra un extraterrestre. Braceando. Saluda al público con un tentáculo.
EXTRATERRESTRE: Buenos días.
El público se remueve en sus asientos, incómodo.
ASTRONAUTA: Buenos días.
EXTRATERRESTRE: ¿Ha pasado ya la nave nodriza de las ocho?
ASTRONAUTA: No es tan tarde.
EXTRATERRESTRE: Según la hora de Sirio, sí.
ASTRONAUTA: Ah. Yo es que espero un cometa.
EXTRATERRESTE: No tiene usted pinta de Rey Mago.
ASTRONAUTA: ¿Cómo conoce usted eso?
EXTRATERRESTRE: He trabajado muchos años en la Tierra. Ya sabe, en platillos volantes. Sé un montón de las costumbres humanas; las sondas anales nos dan mucha información.
ASTRONAUTA: Mi primo fue abducido una vez.
EXTRATERRESTRE: ¿Sí? ¿Cómo se llama su primo?
ASTRONAUTA: Paul Jenkins. Es neurocirujano en Boston.
EXTRATERRESTRE: Ah, no, imposible. Nosotros tenemos una política muy estricta: sólo abducimos a borrachos y tontos del pueblo, para ocultar nuestra existencia.
ASTRONAUTA: Bueno, mi primo venía de una boda.
EXTRATERRESTRE: Eso es otra cosa. Sí, es posible que lo abdujéramos, pero esa información es confidencial.
Se escucha un tintineo a lo lejos.
ASTRONAUTA: Creo que por fin llega el cometa.
EXTRATERRESTRE: A mí me parece que es la nave nodriza.
Entra un SEÑOR EN BICICLETA, tocando el timbre.
SEÑOR EN BICICLETA: Buenos días. Soy el cometa de las ocho.
EXTRATERRESTRE: Tiene que tratarse de un error. O es la nave nodriza de las ocho o el cometa de las seis y media.
SEÑOR EN BICICLETA: Soy las dos cosas. Es una manera de ahorrar.
El público empieza a abuchear. «¿Pero qué clase de burla es esta obra?», pregunta a voz en grito el señor con bigote de antes.
SEÑOR EN BICICLETA: Damas y caballeros, entiéndanlo: ésta es una obra modesta y no hay presupuesto para cometas o naves nodrizas, pero mi sobrino me ha dejado su bicicleta. Échenle un poco de imaginación.
El público no da por buena esta explicación y comienza a lanzar al escenario lo que tiene a mano, asientos arrancados de su sitio incluidos. El ASTRONAUTA y el EXTRATERRESTRE se montan como pueden en la bicicleta del SEÑOR EN BICICLETA y salen.
3 comentarios:
Qué poca paciencia. Pero si el de la bicicleta es Gabino Diego, lo mismo hasta aplaude la peña, y todo...
Ay... y la vida que se nos va esperando una estrella fugaz, aquí, contando pecas, suspirando por un agujero negro que nos ilumine el día... la vida, puro teatro.
Saludos Gabriel, y resto de satélites humanos.
Me he podido imaginar todo...gracias, por la risa :)
un abrazo
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