—Tendrías que verme ahora, te iba a gustar mucho. Estoy muy guapa, de hecho no creo que hayas visto en tu vida una chica tan guapa. Te iba a encantar.
—¿Y cómo estás tan segura?
—Porque te conozco.
—A ver, imagino que llevas un vestido y el pelo suelto.
—Sí. Y un tanga rojo muy bonito.
—Así me gusta. Pero seguro que te has maquillado.
—No, sólo me he pintado los labios.
—¿Seguro?
—En serio. Oye, tengo que dejarte, que este va a pensar que estoy tardando mucho.
—Vale, cuídate.
—Un beso.
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