—En realidad yo nunca te he dicho directamente que te quiero.
—No hacía falta.
—Ya, pero es extraño. Sólo lo he sugerido. Entre líneas, que no entre las sábanas.
—Siempre lidiando con palabras.
—Sí.
—Complicando las cosas.
—Sí.
—Cuando todo puede ser bastante más sencillo.
—Sí. ¿Llevas algo bajo el vestido?
—Pensaba que no lo ibas a preguntar nunca.
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