miércoles, 4 de abril de 2012
La soledad del hombre en el sueño
Sueño que llega un autobús a la parada y alguien dice: ese autobús lleva a otro sueño. Me subo a él, pero el conductor me pide un dinero que no tengo. No hay problema, enseguida sueño que tengo dinero en el otro bolsillo del pantalón. Me siento junto a la ventana y veo pasar la ciudad onírica, que es en blanco y negro. Una ciudad maniquea, pienso. Y me río de esa idiotez, pero los otros pasajeros me ignoran, lo que es hasta normal, ya que no estoy seguro de que tengan rostros. Un autobús lleno de personas difuminadas que se detiene de pronto. El conductor anuncia que hemos llegado al nuevo sueño. Bajamos del autobús y estoy en un páramo. Solo, pues los otros pasajeros han desaparecido. Hace frío y echo a caminar con las manos metidas en los bolsillos. Vaya sueño desagradable, pienso. Soy, sin duda, un hombre que se ha equivocado de autobús.
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1 comentario:
Con los ojos cerrados no es fácil acertar con el autobús correcto.
(San Nicodemo, Salmos XXLI)
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