Quién soy yo para exigir atención por parte de los lectores, si incluso Kafka tenía que vender seguros para vivir. Philip Roth se dedicó a la docencia universitaria a pesar de su éxito literario. John Kennedy Toole también dio clases antes de optar por el suicidio como solución definitiva ante el fracaso editorial. Hay opciones.
El que lee siempre aprende algo.
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