—A veces, cuando todo sale mal, me gusta escribir sobre ello y cambiar las tornas. Es muy agradable convertirme en una especie de divinidad tirana y manejar a mi antojo a todos los implicados como si fueran mis marionetas. Poco se habla de lo catártico que es dictar las acciones de otros y quedar como un héroe en la historia resultante.
—No sé de qué sirve eso, la historia sigue siendo falsa.
—Ya, pero es verosímil.
El eterno debate en literatura del concepto de verosimilitud.
ResponderEliminarPor cierto, a mí también me pasa lo mismo. Se podría decir que escribir es como una "venganza".
Si tiene sentido, no hay que buscar más
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