—Si no accedo a sus demandas económicas, ¿cómo destruirán mis libros?
—Los quemaremos, claro.
—Como hacían los nazis, vaya.
—¿Qué?
—No sé qué pensar: por un lado, es un honor que los nazis quemen mis libros. Por otro, es una ignominia que me hayan publicado los nazis.
Ñeeek. Ha dicho nazi. Ha perdido el debate.
ResponderEliminar