Sí, en efecto, el hombre de pelo gris vino con intenciones hostiles, pero nos deshicimos de él. Fue Pedro quien consiguió despedirlo y de un modo ingenioso. Le dijo muy serio: tu rostro es como el de un moribundo, vete y no regreses, hijo del demonio. Esto despertó un terror enorme en el hombre del pelo gris, que, entre torpes murmullos, sólo pudo irse con prontitud.
"Pepe, ven" mola más, lo siento.
ResponderEliminar¡Sin duda!
ResponderEliminarSin la "a". Una vez escribí uno sin la "e", en homenaje a Poncela, y me costó un huevo de pato.
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