Escribir en cementerios es de lo más relajante, aunque los familiares de los muertos encuentran ofensivo que te sientes en las lápidas (el frescor sienta de maravilla en las posaderas los días de verano). El silencio, la fragancia de las flores, todo se une para dejar volar la imaginación. Aunque tiene sus desventajas. Por ejemplo, si pruebas la escritura automática, es inevitable preguntarte si no estarás transcribiendo los pensamientos de los difuntos.
Pues entonces es una mina literaria.
ResponderEliminarLo mejor será sentarse cerca de algún escritor exitoso fallecido :)
ResponderEliminarComo decía una viejecita asturiana, ni en invierno ni en verano sobre piedra pongas ano. Que los resfriados luego son muy malos.
ResponderEliminarY bueno, allí solo le saldrían novelas góticas, tal vez.