—Padre, ¿por qué Dios está obsesionado con asesinar a los hijos?
—¿Qué? ¿Pero qué dices?
—Sí: primero, encarga a Abraham que sacrifique a su hijo, aunque lo detiene en el último momento (como un gobernador que llama a la prisión para impedir la ejecución que él mismo firmó). Más tarde asesina a los primogénitos de Egipto y finalmente manda a su hijo a morir crucificado con la excusa de que así los pecados quedan expiados (aunque esto luego no es así y se sigue amenazando a la gente con el infierno).¿No hay una pauta clara? ¿Una obsesión? ¿Un fetichismo?
—Los crímenes del Señor están justificados. Eran unas circunstancias confusas, unos tiempos difíciles y además la mente del Señor es inescrutable.
—Me parece una defensa muy endeble.
—Como quieras, pero ya ha prescrito todo.
Ahora que lo dice.
ResponderEliminarPues sí.
xDDD
ResponderEliminarNunca me había fijado, pero es verdad.
ResponderEliminarSi a esto le añadimos la exigencia de sacrificarle corderos y el diluvio universal, la verdad es que le mola el rollo.
Eso. Y te has dejado de lado lo de las ordalías a mujeres para averiguar si habían sido fieles al marido... El pecado para Dios es un a orgía maravillosa.
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