Ha sonado el teléfono esta mañana, pero no era Siri, sino mi agente. Quería advertirme de un suceso extraño: alguien se hace pasar por mí en internet. Al parecer, firma con mi nombre extrañas crónicas que los lectores toman por la vida real de Paul Auster. A mí todo esto, la verdad, me ha encantado. Siempre me ha interesado el tema de la identidad, si somos quienes somos o si en realidad somos el vecino y nos hemos equivocado de casa. Le he preguntado a mi agente si no podríamos contratar a esa persona para hacerse pasar por mí en eventos. De esa forma, le he dicho, ahorraríamos en seguridad y, en ocasiones especiales, podríamos hacer presentaciones en dos sitios distintos a la vez.
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