«Eres un cabrón», le deja el anónimo de internet al bloguero de turno. «Y hueles a camello», añade unos minutos después. El bloguero resopla, qué gente tan rara hay suelta por el ciberespacio. Borra los comentarios y se olvida del asunto. Días más tarde, el anónimo muere atropellado por un camión de la basura. La noticia aparece en los periódicos, pero el bloguero no le presta atención; no sabe que la víctima se dedicaba a acosarle por internet. Si hubiera firmado los comentarios, si hubiera reclamado la autoría...
¿A qué huele un camello?
ResponderEliminarMoraleja: No escriba nunca desde anónimo.
ResponderEliminarLos camellos huelen como las nubes (tsum-tsum), pero solo como las nubes en forma de camello, que huelen fatal.
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