Todos tenemos que morir, dice un señor con bigote que está sentado junto a nuestra mesa, pero yo discrepo. No me gusta la muerte, le digo, me parece un estado vital de lo más antipático. Y poco productivo: qué es eso de estar inmóvil bajo tierra. No, mi mujer no me permitiría jamás ese tipo de vagancia; ni siquiera soporta verme tendido en el sofá. Quizá aceptaría que me muriese los fines de semana, pero tampoco me atrevo a asegurar esto.
"Un estado vital de lo más antipático", genial. Inoperatividad nefasta. Subsitio que no subsidio.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo
Es que ni debajo de tierra lo dejan descansar en paz a uno, las mujeres.
ResponderEliminarMuchos se escudan tras su mujer para no hacer las cosas que les disgustan
ResponderEliminar:-)