sábado, 15 de octubre de 2011

El viejo yo

Uno en realidad nunca aprende y siempre está el viejo yo escondido, esperando su momento, dispuesto a volver del exilio y recobrar el poder. Al fin y al cabo, él se considera el legítimo gobernante, y aunque te dices que lo desposeíste de su cargo con una revolución pacífica que acabó con una dictadura, él opina que fue un golpe de estado y que además no está tan claro que las cosas hayan mejorado desde entonces.

3 comentarios:

  1. Qué inquietante. Hay revoluciones pacificas y violentas en nuestro interior a diario. ¿Quienes somos al final de la vida?

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  2. Es lo malo de no poder aniquilarlos o exiliarlos. Tarde o temprano se escapan de donde los encerraste, ciertamente.

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  3. Anónimo8:01 p. m.

    Aprendiendo a convivir con él.

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