—Señorita, es usted perfecta.
—Gracias.
—Necesito follar con usted.
—¿Cómo dice?
—Porque es usted perfecta, repito, y me gustaría acceder a la perfección al menos una vez en la vida. Sea compasiva.
—Perdone, pero no me parece un motivo de peso. No es culpa mía que no haya accedido nunca a la perfección. Es más, digamos que soy perfecta: ¿acaso es usted digno de la perfección?
—Es verdad, me parece justo. ¿Y una paja?
Uff, mendigar tampoco es propio de la perfección. Saludos.
ResponderEliminarHay que morir intentándolo xD
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