—¿Y si los dioses existen, pero les puede la indolencia?
—No sé si te sigo.
—Imagina que tienes toda la eternidad por delante, ¿de verdad ibas a dedicarla a estar solucionando los problemas de la gente? ¡Qué aburrimiento! Puede que al principio estuvieras lleno de energía e ilusión, pero la rutina enseguida acaba con esto. Pasado el tiempo, intervendrías a lo sumo en la vida de una persona o dos. Vamos, esto sería casi accidental.
—«Los milagros accidentales» suena bien como título, pero puede que no tenga mucho gancho proselitista.
Dios,es eso Dios.
ResponderEliminarNo ha lugar,simplemente los accidentales milagros requieren del don de la fe.
Po yo voy dao, entonces.
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