Hace un par de meses ayudé a una vecina de cierta edad a subir el carrito de la compra por las escaleras, dado que el ascensor estaba estropeado. Me dio las gracias y ahí acabo el asunto. En principio, pues el otro día volvió a averiarse el ascensor, pero en esta ocasión fue mi compañero de piso quien la ayudó. Para mi sorpresa, a los pocos minutos, la señora llamó a nuestra puerta para hacerle entrega de una lata de cerveza como agradecimiento. Estuve tentado de reclamarle a la vieja bruja mi cerveza por los servicios prestados, pero supuse que no habría quedado elegante.
El otro era más guapo. Suele pasar.
ResponderEliminarYa le cobrará la lata de cerveza en sexo con sado-maso (no se fíe de las vecinas ancianitas, han vivido mucho y llevan muchos pecados acumulaos).