—¿Sabes? Hacemos el amor para espantar a la muerte.
—Ah, muy bonito. Y yo que pensaba que era por mi cuerpo perfecto.
—Precisamente, follar tu deseable cuerpo es la mejor manera de afirmar la vida. Y afirmando la vida, mantenemos alejada a la muerte.
—No sé, yo creo que a la muerte le gustaría ver nuestros cuerpos sudorosos y agitados.
—¿Qué?
—Piénsalo: la muerte puede entrar en cualquier sitio, no hay puerta o muro que la detenga. ¿Y qué le gustaría más que admirar dos cuerpos jóvenes amándose vigorosamente? Así que, en todo caso, atraemos a la muerte. Ahora mismo podría estar sentada en esa silla mirándonos con atención, de hecho.
—Creo que acabas de cargarte mi libido para siempre, nena.
Eso le pasa por a)liarse con una gótica y b)darle pie.
ResponderEliminarEl juego de palabras, sin duda soez y muy lejos de mi natural elegancia, acerca de que no era esa parte del cuerpo (el pie) precisamente la que le estaba dando a la chica, se lo dejo a Usted, que seguro que encuentra una manera menos ajoarriera de cosntruirlo. Que para eso es escritor. Y publicado.
"Cosntruirlo" es una palabra "mosntruosa". ¿A que sí?
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